Al hablar del bienestar de niños, niñas y adolescentes uno de los principales focos de atención es la forma en la que sus padres se comenzarán a relacionar con ellos (as) desde sus primeros años de vida hasta su adolescencia, esto será de suma importancia para un mejor y adecuado desarrollo tanto físico, social y emocional, siendo la base para la . Es importante saber que ningún padre, madre o cuidador es perfecto, cada uno (a) hará lo mejor que considere desde el amor y el cuidado y usará las herramientas y recursos con los que cuente para lograr un buen vínculo con sus hijos e hijas, sin embargo, siempre es relevante poder conocer cuáles son estas habilidades o competencias con las que contamos para ayudar a nuestros hijos (as) en cada etapa de su crecimiento y frente a las dificultades que se presentan en la vida cotidiana, ya que afectarán positiva o negativamente el desarrollo de niños y niñas.
Las habilidades parentales o competencias parentales son conocidas como los conocimientos y capacidadescon las que cuentan padres, madres y cuidadores para poder guiar su comportamiento parental de manera práctica, en las distintas situaciones que se dan en la vida familiar, la crianza y en los diversos ámbitos del desarrollo del niño o niña. Permitiendo potenciar su bienestar y garantizar sus derechos, esto será conocido como Parentalidad Positiva, la que se ve reflejada en: el vínculo, desarrollo socio-emocional, cómo se organiza la vida cotidiana, formas de comunicación, satisfacción de necesidades básicas, búsqueda de apoyo, entre otras.
Los principales beneficios de conocer y fortalecer las competencias parentales hacia las relaciones basadas en el buen trato con niños, niñas y adolescentes se verán reflejados en las diversas dimensiones de su desarrollo, así podrá por ejemplo: mejorar su autoestima, habilidades sociales, capacidad de resolver problemas, habilidades cognitivas, mejor rendimiento académico, regular sus emociones y enfrentar de mejor manera situaciones que le generen estrés o ansiedad, entre otros.
Por otro lado, es esencial identificar y conocer las habilidades parentales de cada padre, madre o cuidador especialmente frente a situaciones complejas de la vida cotidiana, como por ejemplo identificar cuando es o no una “pataleta” o “rabieta” y saber cómo manejarlas, ya que estas se presentan de forma normal en el desarrollo de niños y niñas entre los 2 y 4 años de edad. Es importante conocer que estas conductas son reacciones emocionales intensas que dan cuenta la mayoría de las veces de frustración y estas van desapareciendo luego de los 4-5 años, siendo parte de la vida cotidiana de muchas familias, es así que ante esto lo principal es reconocer que estrategias estamos utilizando y desarrollarlas en base al respeto y la contención de las emociones de nuestros hijos e hijas que aún no tienen las herramientas necesarias para expresarlas.
Si quieres conocer más estrategias de manejo de conductas o situaciones difíciles en la vida cotidiana de nuestros hijos e hijas y compartir tu experiencia con otros padres y madres, no te quedes fuera del taller de Habilidades Parentales a desarrollar en nuestro centro.
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